viernes, 24 de febrero de 2012

Aprendiendo a caminar sola...

Hola después de algún tiempo...

Hoy he decidido que mi vida tiene que seguir hacia delante y compartirlo en el blog... algo que me está costando francamente, mucho.

Desde el último día que escribí, han pasado muchas cosas en mi vida, algunas tan tristes, que no he sido capaz casi ni de pronunciar... por miedo de que al contarlo, se hicieran reales para siempre... algo que por desgracia, no estaba ya en mi mano.

El pasado día 12 de febrero, mi padre nos abandonó para siempre. Nunca fue lo que puede llamarse en padre al uso, pero él hizo de mi infancia un recuerdo muy feliz, lleno de juegos y de cariño, que nunca me faltaron... Con el paso de los años, él fue separándose de mis hermanas y de mi, y pasamos momentos realmente malos, en el que los distintos sentimientos se encontraban; y creo que las tres sufrimos muchísimo, creo que podría decir las cuatro, porque mi madre se llevó la peor parte. Pese a ello, siempre tratamos de estar ahí, en lo bueno y en lo malo, y a veces hasta en lo peor... Fueron momentos duros y épocas difíciles, pero después de toda tempestad, llega la calma... y ese momento había llegado a nuestras vidas. Él parecía feliz de nuevo, y nosotras tranquilas por él. Pero, a veces, la vida es bastante cruel, y decidió que había llegado su momento, y mientras dormía se fue de éste mundo para siempre. Hoy estás, mañana no... Y tampoco pude despedirme de él. No se si fui siempre una buena hija, pero juro que lo intenté todo lo que pude. Siempre me quedará esa sensación de que quizás podría haber hecho más, pero espero que supiera lo mucho que le quería y lo mucho que le estoy echando de menos...

Así que, de tener una vida "tranquila" y "ordenada", feliz y hasta despreocupada, he pasado a no saber cómo, ni hacia dónde, seguir caminando... Y durante todos estos días de ausencia, sólo he sabido dejarme llevar por la corriente, arrastrada como algo inerte a la deriva... Y otra vez, he vuelto a tener suerte... La suerte de no sentirme sola, del cariño de todos los que habéis estado ahí para ayudarme a levantarme y poder volver a caminar, al principio acompañada, y después sola...

Y hoy es el día en el que me siento con fuerzas para seguir hacia adelante, en el que he vuelto a sentir la chispa de la emoción y la ilusión por convertir mis sueños en realidad y poder compartirlos con vosotros en éste pequeño rincón en el que me siento yo misma, y me encuentro muy a gusto y muy bien acompañada.

El tren sigue, pero los pasajeros no son siempre los mismos... Unos suben, otros bajan, otros hacen el trayecto completo... pero todos forman parte de ese largo viaje que son nuestras vidas. Gracias por formar o haber formado parte de la mía...


Hasta el lunes.

Un beso.