Hola...
Bienvenid@s a mi última obsesión... el letterpress...
Hace tiempo que no hablamos de manualidades varias y la verdad, es que no he tenido tiempo durante los últimos meses de dejar volar mi creatividad lo más mínimo... A veces entras en Stand by, y creo que éste ha sido mi caso... pero... con la vuelta del frío, mis neuronas se van espabilando, y tratando de olvidar los atardeceres surfeando en el Cantábrico y las interminables horas bajo el sol en el futuro Parque de las Contiendas, hoy ya casi una realidad..., tengo la necesidad de ponerme en marcha...
Me encantan el diseño gráfico, las cartulinas, los papeles, los pegamentos, las tipografías... y como no, las tijeras, los cuters, los troqueles... Aprecio las manualidades hechas con gusto y con cariño, y sobre todo, el tiempo que se emplea en ello.
Cuando te adentras en el mundo de las invitaciones de boda, descubres otro mucho mayor, el de la imprenta en general... Ya conocía el mundo de la impresión, pero nada tiene que ver con ésto...
Hablamos de artesanía... de tradición... y por supuesto, de letterpress...
Hoy en día es muy difícil encontrar en España este tipo de trabajos. Sólo para afortunados, o para nostálgicos, o como no, para aquellos que buscan lo mejor de lo mejor en ocasiones especiales.
Dentro del letterpress, encontramos distintas formas de trabajar, y distintos acabados.
La primera que os voy a enseñar, desde aquí, voy a pedírsela a los Reyes Majos... (mamita, regálamela porfi...)
Se trata de una Adana, una pequeña “minerva” robusta y de fácil manejo. La empresa que las fabrica ya ha dejado de existir por lo que (si estamos interesados, siiiiii!!!! lo estamos....) debemos acudir al mercado de segunda mano...
Para ello, debemos crear una plantilla a base de plomos, madera o pvc (las más modernas), con las tipografías o dibujos que queremos imprimir.
Se extiende la tinta por la plancha circular que vemos en la parte superior de la máquina y se coloca el papel,
cuando bajamos la palanca los rodillos suben impregnándose de tinta en la plancha y el papel se presiona contra la plantilla. Se repite la acción tantas veces como copias queramos sustituyendo el papel. Si queremos distintos colores, necesitaremos distintas plantillas y hacer la impresión en tantos pasos como colores deseemos aplicar... y el resultado es éste...
...una pasada... Con o sin relieve, dependiendo de la presión y del material utilizado, creo que me gustan todos...
Para empezar, creo que es un buen comienzo, pero si lo queremos todo, aquí os presento la joya de la corona: La preciosa Minerva Heilderberg, también fuera de fabricación... Imprime, estampa, troquela... lo tiene todo, y su aspecto, de cuento...
De mayor... me compraré una, y pasaré mi jubilación, si algún día llega... (jajaja), imprimiendo en el porche de mi casita... (menos mal que soñar es gratis...).
Ahora bien, para los que son capaces de dejar la nostalgia a un lado, ésta es una opción muy recomendable...
... lo que no acabo de entender, en este caso, es de donde sacas las plantillas, supongo que se podrán comprar o fabricar con láser, pero, lo mismo mismo, ya no es...
Espero haber despertado en algun@ el
gusanillo de la imprenta, en mi caso, esta historia espero que no haya hecho más que empezar...
Un beso y hasta pronto.