martes, 28 de junio de 2011

Diario de a bordo. Part. 4

Hola de nuevo, ahora ya desde casita, que tampoco se está aquí tan mal...

Se acabó la luna de miel... pero me faltan por contaros muchas cositas de nuestro viaje, así que, ahora que todavía lo tengo reciente, voy a proseguir con el relato...

Lo dejamos recién llegados a Lombok, a punto del suicidio colectivo producido por la tardanza del guía en aparecer...

Después de un viaje movidito en la lancha rápida, y una parada en las islas Gili...





Una vez acomodados en la "furgo", con el guía y el chófer, recorrimos la isla de punta a punta, serpenteando por la costa, disfrutando de las preciosas vistas con el mar de fondo. Una carretera muy nueva, con largas subidas y bajadas, que nos fue llevando por los pueblecitos de la zona hasta la capital, Mataram, y de allí, ya por el interior, visitamos alguna aldea en la que las actividades diarias se centran en tejer en telares manuales, el campo, y la vida un tanto contemplativa...

Llegamos al hotel, y a la entrada nos asaltó un lugareño, con la finalidad de hacer negocio con sosotros, alquilándonos unas motos, tras el pertinente regateo, nos hicimos con dos. Tras aprender la lección en Bali, de que para recorrer la isla, una es insuficiente para los dos, una para cada uno, esta vez, con un hacendoso apaño para poder llevar las tablas de surf...



La villa no tenía nada que ver con la de nuestro añorado Kamandalu (Ubud, Bali), pero estaba bien. El hotel Novotel, un hotel ya entrado en añitos, en plena reforma, preparándose para la inminente inauguración del aeropuerto internacional de Lombok (algo que presume de acabar con el encanto de la isla) y en primera línea de playa, vamos, con su propia playa privada.


 Lo mejor, los batidos naturales de plátano y de vainilla... bajo la sombrilla con vistas al mar; y lo peor, las cucas (cucarachas) que nos ha tocado cazar en la habitación alguna noche... es lo que tiene la naturaleza... que se mete hasta la cocina... arggggg...

Para el primer día, contratamos clases de surf a cargo de Kimen Surf, la escuela con más solera de Kuta (Lombok). Nos pasaron a recoger a las 9 en un todoterreno enorme, y pudimos ver que nos traían de regalo dos tablas de corcho de iniciación total... menudo chasco!!! Pero qué podíamos hacer, menos mal que insistimos en el hotel que aunque no somos Pro, tampoco novatos, pero no nos hicieron mucho caso...





Nos llevaron a Gerupuk, uno de los swells más constantes de todo el año (me siento escribiendo esto como si entendiera y todo... jajaja), y allí nos esperaba el barquito que nos acercaría hasta las olas, en nuestro caso, Inside, ya que existe otra zona, Outside, para la que no estamos todavía preparados...

El barco es el típico de pesca de la zona, que puedes alquilar con marinero por tu cuenta. Cuando llegas a la zona, suele haber siempre otros cinco o seis barcos más, con turistas surferos con muy buen rollo. Tres horitas eran suficiente para nosotros, ya que ni la profundidad en algunas zonas, ni el fondo semicoralino en otras, te permite apollar ni un pie en ningún momento, lo que hace que la desesperación te pueda en más de una ocasión, ante la falta de preparación física evidente (para el año que viene a natación todo el invierno...). Los locales surfean que se te va la cabeza y los demás con más o menos fortuna, hacen lo que pueden.

Ante la buena experiencia del primer día, decidimos repetir el resto, prescindiendo del traslado en furgo hasta el pueblo, del segundo guía que el primer día nos acompañó y de los corchos..., renegociando el precio, como para todo en Indoniesia...

A la una estábamos de vuelta en el hotel todos los días, un bañito en la pisci, el batido de rigor, y a la moto de nuevo a recorrer el sur de la isla.


La mayor parte de los "asentamientos" de la zona, se organizan a lo largo de las carreteras y no necesitan mucho. Debido a la temperatura, que oscila entre los 24ºC durante la noche, y los 28 durante el día, las casas son sencillas cabañas de bambú, que en ocasiones sirven de puesto de ventas estilo mercadillo, en el que pulseras, camisetas, pashminas y demás, tratan de ocupar un lugar en las maletas de los pocos turistas alrededor de los que la economía de algunas zonas gira, sobre todo, las más cercanas a la costa.


Según te adentras hacia el interior, las carreteras se convierten en campos de batalla en los cuales, tu motino y tu, lucháis por sobrevivir en pie, manteniéndo el equilibrio, la sangre fría, y la mano izquierda muy cerquita del freno, por si acaso alguna familia de pollos decide atravesar repentinamente lo que podemos llamar carretera, asistiendo al desfile de la mamá gallina seguida por su séquito de pollitos, algún macaco que grita mientras pasas, o al cruce de algún impasible lagarto de más de un metro... A éste cúmulo de circunstancias, le podemos sumar que cuando atraviesas una aldea, los niños juegan en la carretera y cuando pasas, lejos de apartarse, te saludan diciendo "Hy Mister..." y en lo que les esquivas, sonríes, miras, saludas, pisas una caca de vaca y quieres seguir... estás a punto de besar el suelo... Una experiencia!!!

Los paisajes son espectaculares, playas paradisiacas como la de Mawun, rompientes alejados como Mawi, puestas de sol desde el mar hacia las montañas que recorren la costa, volcanes altísimos como fondos de postales... El sur de Lombok es muy especial...




Comida muy sana, a precios más que asequibles... Venta ambulante y regateo hasta en la sopa, pero sobre todo, sonrisas y buen rollo... eso que no falte!!! Bracelets, coconuts, bargaining!!!

La vuelta a Bali se presagiaba dolorosa, en Lombok estábamos francamente bien...





miércoles, 15 de junio de 2011

Diario de a bordo. Part.3

Hola de nuevo desde Indonesia... creo que dejamos nuestras andanzas justo cuando llegamos a Bali... Han sido unos días muy ajetreados, y no me ha dado tiempo a ir al día... así que voy a ponerme manos a la obra.

Llegamos a Bali de noche, nos esperaba Pepe, nuestro nuevo guía, un balinés de pura cepa, que chapurreaba español con un gracioso acento. Ya nos habíamos acostumbrado a los guías de habla inglesa, y casi nos costaba más entenderle en español, que en inglés... Por lo que pudimos ver durante el camino del aeropuerto, en Denpasar, hasta el hotel, en Ubud, Bali no tenía nada que ver con el resto de las islas que habíamos conocido hasta entonces. Buenas carreteras principales, aceras, galerías de arte, comercios de diseño... todo con un aire con un toque bohemio-chic, muy muy distinto...

Llegamos al hotel después de una hora de paseo en coche, y el recibimiento nos encantó... collar de flores balinesasa (Bali Flowers), té y pastitas, sentados en un gran salón balinés decorado con gusto e iluminado maravillosamente...

Nos sentimos acogidos, algo que no suele pasar, por muy bueno que sea el hotel. Nos condujeron hasta nuestra Villa, pasando por la piscina del hotel, el restaurante, la terraza, el cenador y los preciosos jardines...


La Villa era preciosa, enclavada  en un pequeño paseo, recreando un poblado típico, cada Villa con su puerta de entrada a un pequeño jardín que da acceso a la habitación, un edificio de planta cuadrada, con una cubierta a cuatro aguas de bambú y paja, que se levanta majestuosamente para dar amplitud a la estancia, y unas enormes critaleras que se abrían hacia el patio trasero, con una zona verde y una zona de descanso con una cama balinesa en alto, haciendo a su vez de mirador sobre las preciosas vistas del bosque en ladera...


Dentro, la cama principal, balinesa también, pero ésta con dosel a modo de mosquitera y un baño con una preciosa bañera de mármol italiano y una ducha en el exterior, con su pequeño jardín y su cobertura de lamas de madera a través de la cual, hemos visto cada noche cómo crecía la luna... El trato, inmejorable, la paz, total y la limpieza y el orden, algo nunca visto... Hotel Kamandalu... snifff, ya lo hecho de menos, porque aunque sea sólo un dicho... A todo te acostumbras... y ya no queremos otra cosa!!!

A todas estas loas, le podemos añadir que nos recibieron con todos los honores, de recién casados... Decoración personalizada de la habitación, bañera preparada con flores balinesas y pétalos de rosa, tarta de Honey Moon, frutas exóticas... un cocktail servido diariamente en la habitación, un refresco en la piscina... y voy a parar porque me echo a llorar...

A la mañana siguiente, Pepe nos recogió a las nueve en el hotel... nos esperaba un día mágico, recorriendo templos balineses (Hindúes), campos de cultivo de arroz, volcanes y lagos volcánicos, poblados típicos, mercadillos de artesanías que se convierten en arte... todo ello, en un enclave que huele a flores, en el que los vendedores te sonríen mientras tratan de embaucarte... y el cielo se plaga de cometas al atardecer... Las cometas de Bali... Algo mágico y único, irrepetible... El centro de Bali es así, vibrante y despierto, sencillo, pero con mucho carácter.



Me gustó todo, desde la A hasta la Z, no tengo peros ni pegas... Sólo que quiero volver, que no me extraña que muchos extranjeros vengan de visita, y se queden para siempre...





El día fue agotador... y por fín, de vuelta al hotel... Un bañito en la pisci, una ducha bajo las estrellas y una cena con música en directo... y la mejor compañía, qué mas se puede pedir???

A la mañana siguiente nos esperaba un largo y duro día... alquilamos una moto para seguir recorriendo el interior de Bali por nuestra cuenta, una scooter Honda Vario, enana... Más de 10 horas a lomos de la dichosa moto, porque con Pedro ya se sabe, o todo o nada... a puntito de llorar de rabia, con el trasero más que dolorido, atravesando caminos imposibles, con más agujeros que un queso gruyere, a punto de zozobrar en más de una ocasión, en medio de un rallie imaginario, en el que debíamos ser los primeros a toda costa... Seguro que Pedro contaría otra cosa, pero nada más lejos de la realidad, que palabrita que así lo viví... Como si de rellenar un carné de turista se tratara, recorrimos las carreteras interiores en busca de los lugares de interés propuestos por la mierda de la Lonely (la guía que Pedro se compró justo antes de irnos...). Así que lo que prometía un día súper, se convirtió en un atracón turístico, con un dolor de trasero descomunal y una insolación de primera... Eso si, lo vimos, todo, todo y todo... Menos el templo de la cueva que era lo único que yo quería ver... La verdad es que ahora, con un poco de distancia, no estubo tan mal... Eso si, al llegar al hotel, sólo buscaba desesperadamente mi camita...

A la mañana siguiente vinieron a recogernos al hotel para llevarnos al puerto, a coger la lancha rápida, para llegar a Lombok, nuestro próximo destino... Bali me ha sabido a poco, pero me consuela saber que nos espera la isla virgen, y que después volveremos a Bali, para pasar un día más en Kuta, la zona más turística, y completar la visita.

La travesía en la lancha, fue muy divertida... Sudamos como pollos, y botamos como si estuviéramos en la montaña rusa... más de uno de los turistas llegó verde... Nos colocamos fatal, en primera linea, donde más bota el barco, pero fue muy divertido... Hicimos parada en las islas Gili, tres islitas de arena blanca y cocoteros, muy de moda actualmente.

Llegamos a Lombok, y el barco nos abandonó a nuestra suerte, en medio de una playa de arena volcánica... y nadie para recogernos... Pasamos cinco minutos de incertidumbre en los que casi nos tiramos de los pelos, pero gracias a Dios, nuestro guía llegó, y nos sentimos salvados... Qué angustia más tonta, y qué alivio!, la verdad, ni que fuéramos bobos, siempre nos hemos sacado las castañas del fuego solitos y parecíamos dos desvalidos... No me gustó mucho esa sensación...

Tres horas de ruta hasta el hotel, que os contaré en el próximo post...

Un beso y hasta pronto.

martes, 7 de junio de 2011

Diario de a bordo Part.2

De vuelta a Java...
 Vuelo de vuelta a la isla de Java, esta vez a Semarang una ciudad de 1.500.000 de hab, con mejor pinta que Jakarta, donde nuestro nuevo guía privado, y van tres, Ignacious, nos esperaba. Más de cuatro horas de coche camino de Yogyakarta, por una carretera tipo nacional años 30, que se mete por medio de un mercadillo en domingo a las 12 de la mañana, pero todavía peor… aquí todavía no saben lo que son las infraestructuras, eso sí, Ipod, Ipad, Wi-Fi y demás, eso está a la orden del día…
En las motos de cuatro en cuatro, sólo les falta la cabra, comen sentados en el suelo, alrededor de cualquier contenedor de basura, y a la hora del regateo nos tratan como a bobos… no saben con quién se la están jugando…

Llegamos al hotel, un nuevo oasis en medio de la locura y la palabra ducha que se nos antojaba ya casi como un espejismo en el horizonte, se hizo realidad… eso sí, ducha junto a piscina y de paso masajito, que reservamos para el día siguiente, y cenita en el hotel, porque después de un intento fallido de paseo y cena por la ciudad, nos pareció un planazo…

A la mañana siguiente, domingo, tras atracar el desayuno buffet del hotel, salimos, a las 7:00 AM,  con el guía y el chofer, off course, camino de Borobudur, el templo budista más grande de la faz de la tierra, y supongo, ya que no conozco muchos más, que el más bonito… Colosal y robusto, construido con piedra volcánica, se erige sobre una pequeña colina, que lo hace todavía más interesante


La historia de Buda gravada sobre la piedra con el cincel y el maravilloso nivel de los Stupas, en la que se representan las tres fases del Nirvana, algo de veras único en el mundo
Como único en el mundo lo “pesados” que pueden llegar a ser por estos lares… La escena de la entrada en el centro comercial multiplicada por 100… Primero nos han examinado milimétricamente, luego ha venido el cuchicheo, luego los gritos y por último, las fotos… incontables fotos que nos han pedido hacernos con grupos de escolares, sus profes, familias, grupos de amigos… y demás… Claro, como me he casado con un Movie Star!!! O un Spanish Football Player!!! Qué desesperación!!!

La primera vez te da vergüenza, la segunda, te sonríes, la tercera la sonrisa se convierte en mueca y a partir de ahí… sólo nos ha quedado educación, que para que luego digan de los españoles, tenemos un rato!!! El guía ha huído cual comadreja… y allí nos ha dejado, solos ante el peligro… Mañana le compro un burca a Pedrito… y problema solucionado…

Después de la odisea, han llegado las visitas a templos de menor envergadura...

(con sus exhuberantes entornos)

... y como colofón, la visita al palacio del Sultán, algo que tacharíamos de las Guías con tipex indeleble…
De camino al hotel, hemos parado en dos manufacturas, una de Batik, las telas pintadas típicas, y otra de plata… en ambas la visita ha estado bien, pero que después trataran de atracarnos en ambas… eso nos ha gustado menos. Como recuerdo me llevo de la segunda, dos flip-flop enanitas de plata, no hemos sido capaces de dejarnos embaucar por el precioso mantel pintado a mano… que costaba una pasta

De vuelta a hotel, mi tripita hace aguas… menores y mayores… pero nos espera el masajito que nos vamos a regalar como aniversario de la primera semana de casados

Al día siguiente, 6 de junio, lunes… Madrugamos de nuevo para dejar el hotel y partir camino del volcán de Bromo, haciendo parada en el templo Indú de Prambanan, un templo precioso, que tras los últimos movimientos de tierras, ha sufrido daños en algunas zonas, por lo que se afanan en repararlo con esmero…


El lugar es precioso, construido de nuevo con roca volcánica, está compuesto por tres templos dedicados a los dioses hindúes, Brahma, Visnu y Siva, éste último el más grande y principal de los tres, cada templo está precedido por uno más pequeño dedicado al animal escogido por cada dios. Ubicado a las afueras de Yogyakarta, es un paraje realmente tranquilo y bonito, que te permite pasear por sus alrededores al son de la música tradicional de fondo, muy relajante y apaciguadora.


Una vez acabada la visita, nos esperaban más de 10 largas horas de coche camino de Bromo, casi me muero!!! Al principio se te sale el corazón por la boca de cómo conducen… adelantamientos por la derecha, por la izquierda, invadiendo el carril contrario, mientras vienen vehículos en dirección contraria… para tiritar… Luego te acostumbras, y sólo de vez en cuando estás a punto de vomitar… Llegamos ya de noche al hotelito, en el que estamos como sardinas todos los turistas, no es lo que llamaríamos un cinco estrellas pero está limpio y es muy apañadito.

Toque de queda a las tres y media de la madrugada, con la legaña puesta, nos subimos al Jeep que nos espera para llevarnos hasta el gran mirador del volcán 2760m, para ver amanecer… qué recuerdos del amanecer a los pies del Vignemale!!! Un lugar precioso, en el que los volcanes se suceden uno tras otro sin cesar en su actividad, un amanecer IM-PRESIONANTE…


De vuelta al hotel, nos esperaba el horrible desayuno, argggg!!! Y dos horas de descanso, las que estoy aprovechando para ponerme al día… y en un ratito, de vuelta al coche para, tras otras CUATRO horitas, llegar al aeropuerto de Surabaya, para coger el vuelo a BALI!!! Síííí!!!

Y hasta aquí puedo leer, porque aunque a estas alturas estamos ya instalados en Bali, eso me lo guardo para el próximo post...

Un beso y hasta pronto.

domingo, 5 de junio de 2011

Diario de a bordo... INDONESIA part1.

Diario de un viaje increíble...

Salimos de España, camino de Indonesia, tras más de 20 horas de vuelo y una escala en Doha, llegamos a Jakarta... allí nos esperaban el guía y el chofer como si de dos estrellas de Hollywood se tratase, esto debe ser habitual en este tipo de viajes, pero para nosotros era la primera vez...

Otras dos interminables horas de coche para conseguir llegar al hotel, en medio de caos que se vive en Jakarta, una ciudad hiper-poblada, con un gran problema de pobreza y otro gran problema de tráfico, en el que las mareas de motos y coches se funden entre los vaivenes de la semaforización, un completo desastre...

En el hotel nos despedimos del guía hasta la mañana siguiente y al llegar a la habitación, allí nos esperaban ellas... Fortunata y Jacinta, como Pedro ha decidido llamar a las dos figuras Indonesias que la agencia de viajes nos había preparado como regalo de bienvenida... lo cierto es que tienen un nombre mucho más especial, que no somos capaces de recordar, y representan una bonita historia de amor... lo bonito más bien, fue el detalle, que después de tanto viaje y algo de desasosiego, se agradeció un montón...

El hotel era un oasis de paz en medio del caos, un recinto enorme ajardinado, con montones de zonas comunes y aire acondicionado como para acabar con las existencias de electricidad del planeta... el motivo, la humedad y la polución que hacen irrespirable el aire de la ciudad...

A la mañana siguiente nos levantamos prontito para poder dar una vuelta a la luz del día y contemplar con horror la suciedad y el caos que si la noche anterior atisbamos, se hicieron evidentes con las luces del día... Lo peor, es que en medio del caos allí estábamos nosotros, dos bichos raros, observados y señalados al pasar, como si de dos monitos de circo se tratase… yo pensaba que a estas alturas, con todo esto de la globalización, el turismo… estas cosas ya no pasaban, pero para nuestro asombro, no es así… al acercarnos a la entrada de un mega centro comercial en el que montones de niños preescolares esperaban para acceder a una función en su interior… no sólo nos señalaban con descaro, sino que se empujaban los unos a los otros diciéndose “mira, mira…” qué sensación más rara

Después de un corto pero intenso paseo, volvimos al hotel para ser rescatados y volver al aeropuerto en el que pasaríamos las siguientes cuatro horas, esperando nuestro vuelo para Borneo, que tuvo un retraso de dos horas… Al llegar a Pangkalan Bun, el aeropuerto de Borneo, allí nos esperaba Anan, nuestro nuevo guía, que ya de noche, nos llevó hasta el que iba a ser nuestro nuevo hogar durante los próximos tres días, el Klotok (barco de madera) en el que recorreríamos las aguas de rio Kumai hasta llegar a las tres reservas de orangutanes que a día de hoy existen…

Nuestra zona del barco, la cubierta, en donde haríamos vida y donde llegada la noche nos montarían nuestras camitas con una mosquitera, para evitar ser comidos por los hambrientos mosquitos…

Así llegó la primera noche, al rato de embarcar por primera vez… y el cielo nos brindó una noche preciosa, en la que no había estrella, por lejana que fuera, que no quisiera ser vista, y nosotros ver…
Al amanecer, el amarre donde atracamos el barco, resultó ser el puerto de un poblado que despertaba con las primeras luces del día, al igual que nosotros… Al ratito, empezó a llover, y no paró durante toda la mañana… Diluvió durante horas sin dar tregua, hasta que después de comer, el sol hizo fuerza y se coló en la selva, para permitirnos ver el camp más grande de la reserva de orangutanes, Camp Leakey, en la que tuvimos la suerte de ver a Tom, el rey…

y a distintos orangutanes macho y hembra, con sus babys, quienes con más miedo que otra cosa, se acercaban a comer plátanos a la plataforma de alimentación…

Vivimos escenas muy divertidas, tanto al llegar, como al irnos, tratando de ser abordados por un orangután tragón, con ganas de comida fácil… la nuestra!!!  Acaricié a uno, qué sensación más extraordinaria, sus manitas son suaves como el culito de un bebé y su pelo duro como púas…

Un día para el recuerdo, que acabó con el barco amarrado a pocos kilómetros, para hacer noche allí, siendo invadidos por los mosquitos, hormigas voladoras, mosquitas y demás insectos, una vez consumidos los últimos minutos de luz del día… Nos esperaba una larga velada con la sinfonía de fondo de una selva que crece en la noche, para asustar al más valiente, con sus melodiosas voces y sus estremecedores ruidos…

A la mañana siguiente, volvimos a Camp Leakey para hacer un trekking por la selva, dos horas en las que no vimos un orangután ni de lejos, pero a cambio, fuimos devorados por sanguijuelas y mosquitos, que hicieron el agosto con nosotros, qué asco!!! Si algo no soporto son este tipo de bichos que se te pegan al cuerpo y te chupan la sangre… prefiero las serpientes y los cocodrilos, que por supuesto, también hicieron acto de presencia, además de árboles centenarios cubiertos por lianas interminables y vegetación exuberante…

Cuando partíamos de nuevo en el klotok, el orangután tragón trato de abordarnos de nuevo... muy divertido!!! Por la tarde visitamos el primer camp de la reserva, el cual frecuentan unos 60 orangutanes, pero tampoco vimos ninguno… no era nuestro día… eso sí, los mosquitos nos frieron, parecemos baricélicos sobre todo nuestros pobres culitos… la única zona en la que se nos olvidó aplicar repelente y al ir a la letrina… hicieron estragos en nosotros, ambos dos, nunca pensé que fueran tan rápidos, ni nosotros tan torpes

El atardecer en la barca fue indescriptible, fuimos descubriendo grupos de monos de nariz larga a lo largo del trayecto, uno de ellos en lugar de ocultarse, salió a nuestro encuentro, y nos observamos durante largo rato, con la misma curiosidad y respeto. Parecían personas, sentados en los árboles con sus largas patas y sus esbeltos brazos, además de sus perfiles aguileños, geniales!!!

La noche se nos hizo la más larga de las tres, quizás porque era la última, y lo echaremos de menos. A la mañana siguiente, el cocinero volvió a impresionarnos con su brillante forma de cocinar, tres cubiletes, una sartén y el duro suelo de la barca como asiento, y hacía tiempo que no desayunábamos, comíamos y cenábamos tan bien y tan sano. Y así llegó la despedida y nuestra vuelta a lo que hemos determinado llamar la civilización, por decir algo…

Un beso y espero que hasta prontito...